Buscar este blog

martes, 31 de mayo de 2016

SALÓNS DE BAILE DE FOZ A PRICIPIOS DO XX.


Este artigo de hoxe vai tratar do que antigamente había en tódalas parroquias e que agora xa no hai en case que ningunha, estou a falar dos salóns de baile.

Antes de empezar a falar quero pedir perdón polos moitos nomes de salóns que non aparecen neste artigo, agardando que os incondicionais lectores, se o teñen a ben, me fagan chegar algún que outro nome de salóns de baile e a súa localización, para, en posterior artigo, poder falar deles.

Unha das primeiras noticias que puiden localizar atopámola no xornal El Regional (1912, 16 de febreiro) e segundo a cal: “El próximo domingo, y con ocasión del Carnaval, se inaugurará en Foz un Casino Salón, en local construido al objeto, que resulta excelente. Mide veinte metros de largo por diez de ancho y tiene un magnífico corredor o azotea capaz de trescientas personas”. Descoñecemos, por agora, onde estaba este salón de baile, o que si sabemos era que pertencía a Cándido Fernández, o que, empeñado en traer novidades a Foz, instala un cine no seu salón, `polo menos así nolo conta o xornal La voz de la Verdad (1912, 20 de xullo) :“El magnífico salón de recreo que ha tiempo se inauguró en Foz y que es propiedad de don Cándido Fernández, comenzará a funcionar el día 24 del corriente un magnífico cine. Se darán todos los jueves y domingos varias sesiones exhibiéndose películas de las mejores casas. En las fiestas del San Lorenzo habrá funciones extraordinarias por la tarde y noche. El cine se hallará instalado en las más estrictas condiciones de seguridad y con sujeción a lo que la ley dispone”.

A noticia máis extensa sobre salóns de baile atopámola no xornal El Progreso (1918, 21 de agosto), trátase dun artigo titulado Foz Hervía en fiestas, escrito por Antonio Cora. Nel o seu autor fálanos das festas do San Lourenzo e do salón teatro de Foz.

Comenta o autor que estando en compañía do mestre Fernando Veiga “mientras daba las últimas chupaditas a un cigarro puro, en el aprés midi de la fonda de Cageao, el industrial múltiple, me preguntó: - ¿No ha visto usted el teatrito que tienen en Foz?.
No, no lo he visto – respondí.
Ah! Pues debe verlo usted. – continuó don Fernando. Y dirigiéndose a la Ambiela, añadió: Teresita, en cuanto termine de ensayar al teatro. Allí la esperamos.
En efecto, por unos caminos estrechos, entre el maíz que se erguía lozano, salimos a la carretera de Vivero y andando por ella unos pasos llegamos al salón teatro, parada del correo de Ribadeo -Vivero y punto de cita de los bañistas de Foz, cuando quieren bailar.
Aquel salón-teatro no tiene nada que envidiar a tantos cines, con más o menos pretensiones de coliseos de moda, que ocupan un solar en cualquier callejuela de capital de provincia… (Di que ten todo  o bon e malo dos grandes teatros, o decorado, o “abigarrado de sus pinturas, el pomposo título de Salón Linares Rivas, que corona la boca del escenario, equiparan el teatro de Foz a esos otros salones para donde docenas de veces nos dimos cita con una novia.
Foz hervía en fiestas. Por todas las carreteras llegaban a la villa coches y tartanas con gente que acudía a la tradicional fiesta de San Lorenzo. Cruzaban la ría docenas de embarcaciones con romeros de las playas vecinas. Y de hora en hora, zumbaban con estruendo de cañonazo las bombas de palenque, mientras que la banda de música do Val de Lorenzana, recorría las calles de la villa seguida de una turba de chichos, camino del malecón.(…) Un enorme velero, de majestuosa presencia, armado con tres palos y puesto muy cerca del muelle, engalanado con el semáforo, daba la nota nueva a la fiesta del día. Decía a los costado de la proa: Electra del Masma”.


Polo que sabemos o tal Fernando Veiga que se nomea no artigo era un pianista, de certa fama na provincia,  que tocaba habitualmente no Café Moderno de Lugo. O outro personaxe que menciona é a cupletista Teresa Ambiela.

O problema de abrir un salón de baile xorde cando este ten fama, pois, inmediatamente, xorden preto del outros salóns, moitos deles sen a licenza pertinente.  Así sabemos (El Progreso, 1918, 29 de xaneiro) que: “Por dar bailes sin el permiso correspondiente y promover escándalo fueron denunciados por la benemérita de Foz, Francisco Maseda y Pilar Roche.”

Tamén algunhas veces acudir a un salón pode resultar perigoso, senón vexamos o que acontece nun baile de Celeiro de Mariñaos. A noticia recóllea o xornal El Correo de Galicia (1916,  18 de xaneiro), segundo o cal: “En la casa de José Vilariño, del lugar de Cillero, en Barreiros, se celebró un baile. Parece que José Ramón Cruz Posada, mozo de 16 años, se incomodó porque le pisaban, al bailar, las demás parejas que en la fiesta había. Indignado ya por creer un burla excesiva la que con el hacían los demás jóvenes, la emprendió á golpes con Rosa Fraga Vega, de 18 años, que resultó ligeramente lesionada".

Se houbo un salón de baile que tivo grande resonancia no Foz de principios do século XX foi o Linares Rivas, do cal falamos anteriormente, propiedade do señor Cageao. Así o xornal El Progreso (1919, 17 de xuño) ao falar da festa que en honra de Santo Antón se celebrara en Foz di:“hubo animada fiesta en la pintoresca villa de Foz. Hubo verbena, fiesta campestre y bailes concurridísimos en el salón Linares Rivas del simpático Cageao”.

Entorno a finais dos anos 20, en Foz, aparte do Linares Rivas, había outro salón de baile de recoñecida fama, estamos a falar do Rosalía de Castro: “tanto el salón de la sociedad como el “Rosalía de Castro”, se ven muy concurridos por las noches” (El Correo de Galicia, 1929, 27 de outubro). Neste, aparte de bailes, celebrábanse veladas teatrais, como aquela que tivo lugar no Nadal do ano 1934: “Una velada. Con enorme éxito ha debutado la noche del 16 del actual en el Teatro Rosalía de Castro, el cuadro artístico de la Sociedad Cultural Deportiva Focense, poniendo en escena la comedia en tres actos original de Ángel Custodio “los cuatro caminos”. Hizo la presentación del cuadro el culto presidente de la sociedad el vista de Aduanas don Eduardo Abril.

Todos los intérpretes de la obra merecieron unánimes aplausos por el acierto con que actuaron en sus diversos papeles; todos ellos, señoritas Josefina Néciga, Nieves Blanco, Maruja Villares, Máxima y Edelmira Martínez y Celia Valiño, como igualmente  a los señores Martín Maañón, Ardal Resaval, Agustín Fernández, Cándido Tapia y Cándido Fanego nuestra más entusiasta enhorabuena, que hacemos extensiva a su director don Eduardo Abril y a sus colaboradores señores Francisco Calvo y Francisco Maañón, para con todo entusiasmo sigan la labor artística emprendida”. Posteriormente e por iniciativa da sociedade cultural deportiva “el elemento femenino del cuadro artístico de la misma piensan dar el último día del año un baile a beneficio de un Ropero Escolar”. (El Pueblo Gallego, 1934, 25 de decembro).

Tralo golpe de estado e na conseguinte guerra civil o Teatro Cageao convértese no lugar elixido pola dereita focega para exaltar o sentimentos nacionais-sindicalistas. Lembremos aquela proxeción dunha película alemana no ano 1937: “En siembra de ideales y sacrificios Nacional -  Sindicalistas celebrose en el teatro Cageao una función cinematográfica. En palcos preferentes, convenientemente adornados, tomaron asiento las autoridades y Sección Femenina de F.E.T. y de las JONS.

Carátula da película El flecha Quex.
Después del Himno Nacional que, como los de Falange y Oriamendi ejecutados en los distintos descansos, el público escuchó en pié y con el brazo extendido coreándolos con entusiasta fervor, el delegado local de P. y P., Salgado Toimil, hizo la presentación del camarada Garro, Jefe Provincial de la misma Sección de Prensa y Propaganda, de quien dijo que con las flechas sobre el corazón, vuelo del espíritu sobre la carne, venía a caldear las almas con el fuego de una doctrina nacida del pueblo y para el pueblo. (…) Ante las banderas nacional y rojinegra, a las que hacían guardia de honor una escuadra de gastadores formada por seis flechas y pelayos, leyó una bella poesía titulada “Las dos banderas”, el subjefe de flechas Pepe Beltrán, que fue muy aplaudido.

Se rodó en la pantalla la formidable película alemana, de técnica insuperable y fuerte argumentación actual “El flecha Quex”, y en cuyas dramáticas escenas de un interés creciente, está admirablemente recogida la vida de lucha y sacrificio de los nazis contra el comunismo en Alemania”. (El Pueblo Gallego, 1937, 23 de maio).

Se alguén a quere ver completa, subtitulada, pode facelo tecleando o título da película en Youtube.


Seguiremos a informar sobre este tema dos salóns de baile focegos.

miércoles, 25 de mayo de 2016

SUPERSTICIÓNS E CRENZAS POPULARES NO SÉCULO XVIII.


Se ben é certo que actualmente son moi poucas as supersticións populares, as persoais non teñen nada que ver, que subsisten non sempre foi así. Houbo un tempo no que a xente cría firmemente na existencia de demos, meigas e toda unha longa serie de seres mitolóxicos, para combatelos buscaron todo tipo de remedios.

No ano 1995 escribía na revista Estudios Mindonienses un artigo titulado “Usos y costumbres de la feligresía de San Martín de Xubia”, tratábase da transcrición íntegra do libro, de idéntico nome, conservado no Arquivo Diocesano de Mondoñedo, escrito entre os anos 1759 e 1794. O libro está dividido en varios apartados dos que non imos falar pero, o que si abordaremos, será o apartado titulado “Supersticiones, abusos y obsebancias vanas que se han llegado a conocer en esta parroquia y sobre que se debe predicar de quando en quando”.

Neste apartado recóllense as crenzas e as supersticións en San Martiño de Xubia a finais do XVIII, trala súa lectura poderemos comprobar que algunhas aínda están vixentes.

O medo aos demais.

O pecado da envexa era algo moi temido nesa época, algo que aínda acontece hoxe, pois críase que unha persoa podía votarche mal de ollo ou encargar a unha meiga que cho votase, a partir do cal a túa vida converteríase nun inferno pola mala sorte.

Unha forma de evitar que as meigas puidesen facerche mal era evitando que elas che soubesen o verdadeiro nome, que ven sendo o da pía bautismal.

Esta é a razón pola cal en Xubia existía a costume de cambiarse o nome: “mudan a los niños el nombre, que les ponen en el Baptisterio, porque, dicen, no lo sepan las meigas”. Como exemplo desa superstición o sacerdote que escribe o documento menciona varios exemplos: á muller de don Andrés de Neira, bautizada como Escolástica Francisca “le llaman las gentes doña Francisca”; outros casos son os de “un hijo de Josef Garcia de Cordido que tiene por el Baptismo Ciprian y le llaman Antonio y otro de Benito Rodriguez de Castro, a quien llaman Juan, y en Baptismo Millan Antonio”, Todo este cambio de nomes representa un problema á hora de levar os libros sacramentais, porque non coincidirán os nomes que aparecen no bautismo cos de matrimonio ou defunción.

Certamente as meigas están moi presentes na nosa cultura popular. Eu lembro que de pequeno, nas fogueiras de San Xoán, ao contemplar como subían as charamelas berrábamos “meigas fóra”. Cal foi a miña sorpresa cando unha focega me comentou que iso era moi recente, que antigamente berrábase “meigas a Sevilla”, pois iso tróuxome á memoria aquela superstición de Xubia na que “las flores y hierbas, especialmente ruda, que ponen la noche y dia de San Juan, que significan la alegria que hubo en el nacimiento del Bautista, dicen que son para espantar las meigas, o brujas, que aquella noche ban a Sevilla”.

Ritos entorno ao nacemento e a defunción.

Estes son os dous momentos máis cruciais da nosa vida e entorno a eles hai todo un ritual necesario para evitar problemas posteriores.

En Xubia tiñan a superstición de repetir o que dicía o cura no momento do bautismo, tal vez por se non fose suficiente coas palabras do párroco e así “algunas thias, quando baptizan dicen las palabras o forma tres veces e igualmente echan el agua”.

O rito das Pagás é algo contra o que loitarán profusamente os párrocos de Xubia. Cando nacía un pícaro chamábanlle Pagano ata o momento de ser bautizado, de aí o nome deste rito. Tratábase dunha reunión de mozos e mozas na casa da parturiente, tal vez sexa mellor que no lo conte o párroco: “aquella noche se juntan con la parida todos los mozos y mozas, cantan y bailan el baile de los casados, que hes darse prendas, abrazos y juntarse cada qual con la suya y otros (esto hes lo peor) se quedan fuera en las cabañas”. Se lle facemos caso á narración, tralo parto os mozos xúntanse na casa da parida e comezan un baile no que se fan agasallos, unha vez rematado comezan a a ter relacións sexuais coa súa parella.

Cando cativo morría sen bautizar, “maxime si es niño”, os mozos reuníanse tamén na casa dos pais do defunto e en vez de rezalo rosario “toda aquella noche  se ba en canticas y bailes alrededor del difunto, en lugar de enconmendarse a Dios. Y ay los mismos desordenes execrables, que quedan explicados en los Pagas”.

As mulleres tomaban todo tipo de precaucións para que as meigas e a xente envexosa non lles puidesen facer mal e así vemos como: “pretenden entrar en la Yglesia en dias de trabajo y no en dia de fiesta, porque no les bean los niños, y no les den ferida de ollo (o mal de ojo) como si no les pudiera suceder lo mismo con los que van a visitarla y otros a quien ellas lo enseñan  pro bana gloria”.
Cando un pícaro morría sen ser bautizado “los entierran al pie de una cruz”. Isto non era típico de Xubia senón de toda a nosa Galicia, pensemos que na parroquia de San Martiño de Mondoñedo temos dous exemplos: a Cruz, nolugar de Río e outra en Ferreiravella coñecida, tamén,  co nome da Cruz. A primeira actualmente é de pedra  e a segunda era de madeira, estivo no lugar de Ferreiravella ata que con motivo da concentración parcelaria foi derruída.

Outra costume que se ten cando morre un neno é a que “algunas mugeres, trayen una cerilla con tres pabilos, a modo de las tres Marias del sabado Santo y las echan encendidas con el niños en la sepultura y dicen no les moriran, los otros niños que paran despues”.



Eses días malos.

Hoxe en día seguimos a pensar que o día martes e trece é sinónimo de mala sorte, igualmente mantemos o dito que di que “en martes non te cases nin te embarques”. Isto do martes aparece xa na Xubia do séuclo XVIII e así vemos que se cría que “los que se casan en el dia martes, son disgraciados, como si Dios no hubiera echo este dia, como los demas”.

Outro día malo é o venres, independentemente da súa numeración, e así vemos que se coidaba, firmemente, que “si caban o sachan las guertas en el dia viernes las berduras crian piojos o piollos, y que el pan cocido en dicho dia se pone balorento o mohoso”.

Ritos de curación.

Nunha Galicia falta de médicos e de recursos económicos para pagalas medicinas a xente buscaba solución en remedios caseiros. Así acontence que un día o cura párroco atopara un pano, “de lienzo blanco”, agochado entre a ara do altar e os manteis, apartouno e despois preguntou de quen eran “y no dieron respuesta”, volveu a preguntar á xente en qué remedio se empregaba ese pano e respondéronlle “que con semejantes pañuelos se limpian los ojos, quando los tienen malos o enfermos”.

As aras serven tamén para curar as febres tercianas. Estas eran un “tipo de fiebre intermitente que se produce cada dos días, separado por un período de 24 sin fiebre. Es un síntoma típico de la malaria”. (http://salud.doctissimo.es/diccionario-medico/terciana.html) .

No Xubia do XVIII empregaban “para quitar las Tercianas, hes remedio eficaz raspar una Ara consagrada y dar los polbos en agua al enfermo”.


martes, 10 de mayo de 2016

O MILAGRE DE SAN GONZALO SEGUNDO ALFREDO GARCÍA DÓRIGA.


Alfredo García Dóriga escribía no xornal El Eco de Galicia (1905, 10 de outubro)  un artigo titulado “El Obispo Santo”no que abordaba a figura deste bispo mindoniense que o pobo de Foz e os da contorna decidiron santificar, non así a igrexa oficial de Roma, aínda que na catedral de Mondoñedo, polo menos dende o século XIII, dicíanse misas diariamente en honra de San Gonzalo.

García Dóriga comeza o seu artigo falando de Bretoña, a sé episcopal dos emigrados bretóns, da que di que no ano 572, “durante la dominación de los Suevos y en el reinado de Tehodomiro, tuvo el placer de llamarse sede britoniense”. Supoñemos que se está a referir ao segundo concilio de Braga (do ano 572) no que aparece firmando en último lugar, debido ao rango que ocupaba na xerarquía episcopal, o famoso bispo Maeloc. (Mailoc, Britoniensis ecclesiae episcopus hic gestis subscripsi; quen isto firma é Maeloc, bispo da igrexa de Bretoña).

Sobre Bretoña gustaríame apuntar un dato sobre a súa orixe. Nun primeiro momento os bispos de Bretoña titulábanse así mesmos como episcopus britonorum (bispo dos bretóns), o que nos fai pensar que a comunidade dos bretóns, co seu bispo á cabeza, convivía con outras comunidades cristiáns non foráneas. Posteriormente pasan a titularse como episcopus britoniensis (bispo de Bretoña), incluíndo aos bretóns como ás poboacións autóctonas. Isto último fainos pensar en que, co paso do tempo, os bretóns acabáronse fusionando e diluíndo entre a poboación autóctona, convertendo en innecesario o termo britonorum, xa que o bispo érao tanto dos bretóns como da poboación autóctona.

García Dóriga non se esquece de falar da aniquilación, por parte dos musulmáns, da sé episcopal de Braga, feito que obriga ao seu bispo, Sabarico, a buscar refuxio en zonas máis norteñas. Está é a razón que explica o traslado da sé de Dumio a San Martiño. Que o traslado sexa a San Martiño e non a Bretoña fainos pensar en que a antiga sé atopábase ou ben abandonada ou, tal e como moitos investigadores aceptan, totalmente destruída tralos ataques das tropas musulmáns.

Antes de abordar o tema do milagre de San Gonzalo, García Dóriga decide falar dos lugares que van aparecendo na lenda do santo. Por iso detense en explicar a igrexa de San Martiño, á que non dubida en calificala como señorial, soberbia e antiquísima “y no procura erigir en monumento nacional, y cuyas bellezas arquitectónicas intentó únicamente restaurar, en muy pequeña parte, en el siglo XIX, el obispo de Mondoñedo, don Ponciano de Arciniega, sin que después nadie se acordase de tender una mirada protectora sobre aquel asilo de la religión, del arte y la historia de nuestro Regionalismo”. Tivemos a inmensa sorte de que tanto os prelados, como os curas destinados en San Martiño, así como os políticos e as forzas vivas do noso concello, tivesen un interese especial por conservar esta xoia arquitectónica que nos diferenza dos concellos colindantes. De non ser por ese interese hoxe en día, no mellor dos casos, estaríamos a contemplar en San Martiño unha serie de ruínas e contándolles aos nosos fillos como, segundo din os vellos, alí existira unha igrexa que noutrora fora a sé episcopal de Mondoñedo.

Alfredo García Dóriga

García Dóriga non debía de coñecer San Martiño cando escribiu ese artigo, senón non se explica as seguintes frases:  en un rincón oscuro,(…) un largo hueco que semeja un sepulcro vacío, sepulcro que, según la tradición, guardó por mucho tiempo el venerable cuerpo del santo Gonzalo. Ved ahí todo lo que quede de la grandeza y esplendor de la sede Dumiense!, un templo arruinado y una tumba vacía!”. Moi errado está ao escribir isto pois no ano 1905 o sartego de San Gonzalo seguía a conservar o seu corpo. Lembremos que este sartego xa se abrira nos anos 1648, 1704 e 1705. Posteriormente ao citado artigo abriuse o sartego nos anos 1916, 1931, 1967 e 1975. Dende este ano non se volveu a abrir o sartego e dentro, polo menos en 1975, conservábanse os restos óseos de San Gonzalo.

 Nas aperturas públicas do sartego participaron unha comisión de “expertos”, formada por varios sacerdotes e testemuñas cualificadas, así aconteceu en todas menos na que se leva a cabo no ano 1931. Esta apertura realizouna o cura párroco (Xosé María Fiallega) “motu proprio del que informa, sin autorización superior, en aquellos días de exaltada turbulencia política de 1931, a mediados, para recoger el báculo y el anillo, ante el temor de que, en caso de posible profanación  del sepulcro, pudieran llevárselos, considerándolos como cosa de valor”. Agradecémoslle ao cura párroco a súa preocupación pola conservación dos bens desta igrexa, pero non coido que estivese no ideario político dos republicanos focenses asaltar a igrexa de San Martiño.

Outro  lugar que sinala no seu artigo García Dóriga é a capela do Carme e a capela erixida no monte da Cruz da Agrela e hoxe coñecido como monte do Bispo Santo.

Deixemos que sexan as verbas de García Dóriga as que nos relaten a lenda de San Gonzalo, que comeza, segundo o autor, nun día tranquilo, onde todo estaba en calma ata que:  “Allá en el mar, y en la línea dibujada por el horizonte, aparecieron muchos puntos negros que, poco a poco, fueron tomando la forma de naves, en tanto que por valles, montes y cabañas, se escuchó gritar: Los Normandos, los piratas normandos.
Y esto era un grito desolador, porque los normandos llevaban la destrucción a la costa donde ponían el pie, y robaban los templos y mataban y esclavizaban á seres inocentes, y forzaban las mujeres y arrebataban los rebaños y quemaban las aldeas y pisoteaban los vasos sagrados y hacían astillas las imágenes de los santos”.

Cando as campás comezan a laiar avisando da presenza dos normandos os labregos deciden armarse para defender o seu, de igual modo os pastores, deixando gardados  os  animais, colleran pedras para defender a súa terra. Mentres os homes facían isto as mulleres:  “abrazadas a sus tiernos hijos pendientes del pecho, prorrumpían en alarídos que partían el corazón, y mas huían en diversas direcciones y otras, no desmintiendo la sangre de su patria, se unían a los grupos de combatientes y se acercaban a la orilla del mar”.

A armada normanda avanzaba impulsada por un vento favorable. A xente que os agardaba na praia, atemorizados ante o elevado número de naves, intuían que ían morrer todos eles na defensa do seu fogar; “ya casi se distinguían, entre el velamen y el cordaje de los bajeles, los rostros imponentes y de largas barbas rubias de aquellos piratas, se oían los gritos de júbilo o las maldiciones de la tripulación, rabiosa por apoderarse cuanto más antes del codiciado botín”.


Mentres isto acontecía nas praias focegas cara San Martiño “viose a un grupo de sacerdotes, que, rodeando a un obispo, se aproximaba al pueblo defensor de la costa.    ¡ El santo obispo Gonzalo, dijeron unos!, ¡ Misericordia!, ¡Misericordia!, clamaron otros. Y el santo obispo con su humilde traje talar, sus modestas sandalias y apoyado en su venerable báculo, se acercó lentamente á aquellos desgraciados y dejando ver en su pálido rostro una expresión de dulzura y de resignación cristiana, con voz angelical, dijo así: ¡ Hijos míos! Yo soy, que vengo a compartir con vosotros los peligros y el martirio de Jesucristo, si fuese necesario. Y extendiendo la mano diestra, bendijo a la multitud. ¡No temáis. Tened fe viva!. Levantaos, que yo soy el único que debe arrodillarse para implorar la protección del Cielo, porque también soy el más miserable pecador de todos. El pueblo entero maquinalmente se puso de pie, guardando un religioso silencio y el santo Obispo hincó las rodillas en medio del campo; abrió los brazos; alzó la vista al firmamento y se puso en oración. Parecía Jesucristo en el huerto de los olivos. En tanto la flota normanda avanzaba rápidamente en dirección al puerto. Pero de repente un viento contrario entorpeció su marcha; se apiñaron negras nubes en el horizonte y se encresparon las olas. La multitud lanzó un grito de horror. Una de las naves normandas se había adelantado a las demás y casi tocaba la playa. No había otra esperanza que la de la muerte. La tripulación se preparaba para saltar a tierra. Los de tierra se preparaban para luchar cuerpo a cuerpo y arrojar de las peñas á los piratas. Mas una montaña de espuma hizo retroceder á los expedicionarios hacia un escollo y la embarcación de abrió en pedazos. Maldiciones, voces de desesperación y de socorro de los unos, gritos de júbilo y de venganza de los otros; cadáveres que arrastraban las corrientes, las aguas que empezaban a teñirse de sangre y la borrasca que aparecía en toda su imponente majestad. Daban a aquella escena un aspecto lúgubre.
Púsose en pie el obispo Gonzalo para presenciar mejor la catástrofe y mientras tanto toda la flota normanda, luchando contra el viento y la marea y haciendo grandes esfuerzos avanzaba sin cesar. Volvió a arrodillarse el prelado y abriéndose las olas con espantoso ruido, se hundió otra nave. Irguiose el santo Obispo nuevamente pero al volver a hincar la rodilla en tierra pereció otra embarcación. Y así estuvo por espacio de algún tiempo hasta que naufragó toda la flota, á excepción de una sola nave, á la que el santo Obispo permitió huir para que llevase a su país la noticia del acontecimiento. ¡ Milagro! ¡Milagro! Gritaron todos los presentes.
Tal es la intervención que se atribuye al Santo Obispo Gonzalo en el naufragio de las naves normandas, frente á las costas de Foz, y tal es la tradición que yo he oído referir una tarde al pie de la misma iglesia de San Martín”.

 Traio hoxe este artigo de García Dóriga porque é unha versión da lenda do milagre de San Gonzalo na que o pobo do noso concello cobra maior protagonismo, pois en vez de fuxir cara San Martiño buscando a protección celestial e terreal do bispo nesta versión o pobo sae a loitar polo seu, enfrontándose aos inimigos, conscientes de que ían morrer nese intento.